Flora en peligro de extinción (parte 2)

 Flora en peligro de extinción

Plantas carnívoras: Las plantas carnívoras son una de las variedades vegetales de la naturaleza más apasionantes, y una de las más desconocidas. Quizá la planta venus atrapamoscas o Dionaea muscipula es la más representativa y muy fácil de encontrar en jardines botánicos.

Sin embargo, la situación de sus iguales silvestres pasa por la amenaza de la extinción debido, precisamente, a la explotación a la que se han visto sometidas por el comercio del ser humano y a la destrucción de su hábitat natural.

Otra de las plantas carnívoras más interesantes y difíciles de ver es la conocida como Attenborough. Gracias a su enorme tamaño, se cree que puede alimentarse de mamíferos pequeños como ratas o de algunos reptiles.

Tiene un hábitat muy restringido, ya que solo vive en el monte Victoria de Palawan, en Filipinas y, si bien hace relativamente poco que la conocemos, se cree que su población está formada solo por unos cientos de ejemplares y corre el peligro de ser una de esas plantas que pronto podrían dejar de existir.


Flor verde de jade: 
Esta preciosa planta endémica de los bosques tropicales de Filipinas, uno de los países con mayor diversidad, puede alcanzar hasta 18 metros de longitud. Su nombre latino es Strongylodon macrobotrys, pero se denomina comúnmente parra de jade, parra esmeralda o flor verde de jade por su característico color azulado verdoso. Es una especie de la familia de las leguminosas, estrechamente relacionada con los frijoles y ayocote

Es una planta que vive cerca de los arroyos y fundamentalmente es polinizada por un tipo de murciélagos autóctono de la zona. Precisamente la destrucción de su hábitat y la disminución de sus polinizadores son las razones principales por las que se trata de una planta en peligro de extinción.


Flor cadaver: Esta especie es originaria de las selvas tropicales de Sumatra (Indonesia), y además de su extraordinario tamaño, posee otra característica que la hace única y es el por qué es tan popular, y es que desprende un fétido olor a carne podrida, lo que impide estar cerca de ella por mucho tiempo, por esta razón se la ha denominado "flor cadáver". 

La función de este desagradable aroma es la de atraer insectos polinizadores para que se encarguen del intercambio de polen necesario para su reproducción.

 En mayo del 2003 la Universidad de Bonn presentó un ejemplar vivo de 2,74 m de altura. Y tiene un peso de 126 kilogramos 

Se trata de la flor no ramificada más grande del planeta, pero parece que ya no quedan más de mil ejemplares y ya forma parte de la lista de plantas en peligro de extinción. El cultivo de aceite de palma parece ser la principal causa de su descenso, eso unido a la fragilidad a la que le somete su lento crecimiento y floración.

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